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El año siguiente (1994), mientras cursaba el 5to año en la Escuela de Bellas Artes, surge un nuevo elemento visual ligado al caso, pero éste pasó desapercibido: la devolución de los restos carbonizados a los familiares, concluida la investigación forense de su identificación por medio del ADN, se realizó en cajas de cartón usadas, la mayoría de leche evaporada marca Gloria.

 

Este detalle sin relevancia para el caso pasó inadvertido por los reporteros y otras personas presentes aquel día. Aquellas cajas formaban parte habitual del paisaje urbano, eran reutilizadas en muchas formas, entre ellas el almacenaje y transporte de objetos. Es por ello probable que este acto de la policía no haya tenido por motivación el expresar desprecio, al menos no de manera consciente. Tampoco fué interpretado así en aquel momento.

 

En base a este detalle, el cual hallé sintomático de la existencia de una oculta “industria de la evaporación” de personas, produje en el transcurso de los próximos meses la exhibición “Gloria Evaporada”.

 

FOTO: "Nuestra Leche. Gloria y el Desarrollo Ganadero del Sur". Arequipa: Universidad Nacional San Agustín - Fundación José Rodriguez Banda, 1993. p. 222. Colección del autor.